Traída de agua a las fuentes de la población
Un proyecto de traída del agua data de
1857 y fue concedido al
ingeniero industrial Eugenio Salarnier, ratificado públicamente en 1881.
El 11 de agosto de 1.857, se suscribió un contrato, entre el
Ayuntamiento de Madridejos, representado por el Procurador Síndico Gregorio del
Álamo; y de otra parte, Eugenio Salarnier y Bemond, natural de Aurillac,
departamento de Cantal, de nación francesa, Ingeniero Industrial, en el que éste
último hizo en el mes de febrero de ese año, la siguiente propuesta: "surtir
a este vecindario de aguas potables trayéndolas desde el Cabalgador de donde
nacen, por la cañería antigua al sitio mas conveniente de la población. El
municipio celoso e interesado por introducir cuantas reformas puedan ser útiles
y ventajosas a sus administrados, admitió la proposición referida . . .
Efectivamente, los Señores Don José Sancho Álvarez Regidor, y Don Timoteo Galán
y Alonso Secretario honorario de S.M. y Alcalde Presidente de esta Villa, encargados para dar su dictamen en el asunto, con el celo e
inteligencia que los distinguen lo practicaron al día siguiente de entregarles
las diligencias"; se refiere a aprobaciones previas por parte de Consejo de
Provincia, Ministerio de la Gobernación y finalmente, la propia Isabel II
autorizada la concesión 1 de agosto pasado.
La propuesta del Ingeniero, que realizó al Ayuntamiento el 21
de febrero de 1.857 era la siguiente: que el vecindario se surte de agua potable
en punto llamado Arca de Consuegra, a una legua del pueblo, la cual recibe por medio de los restos de
una cañería de barro derrotada y fuera de servicio, una pequeña parte de las
aguas procedentes del manantial del Cabalgador que ha llegado a tal extremo el
mal estado de la cañería y de las obras del nacimiento que muchas veces el agua
no llega siguiera a la referida arca, lo que en tales casos larga la
imprescindible y cotidianas tareas que todo el pueblo tiene que imponerse para
surtirse de ese imprescindible elemento vitalicio, resultando de allí, que no
solo se halla mal surtido el pueblo, sino que pierden sus habitantes un tiempo
precioso en ir, venir y esperar que el tinajón coja bastante agua para llenar
sus correspondientes vasijas; razones por las cuales se expende aquí ese líquido
a dos ó tres cuartos el cántaro, en vista de lo cual propone a sus expensas y
costas:
1.- Habilitar el manantial actual y el viejo que se halla al
pie del Cerro de Albertos.
2.- Encañar los dos en tubos de plomo y llevarlos juntos al
Pueblo de Madridejos, en el sitio llamado Haza de la Orden o cualquier otro que
más con venga.
3.- Disponer de las aguas que sobren después de surtido el
pueblo para los usos que puedan convenirle.
4.- Estar exento de tributos los 66 años de duración del
contrato, en contraprestación a que las obras que se realizaran quedarían en
beneficio del pueblo terminado el plazo; y atendiendo que el presupuesto
de gastos asciende por compostura de los manantiales, por 16.000 varas de
cañerías con sus bridas y recámaras correspondientes, por su condición y
colocación de los registros y también por las disposiciones de las obras
necesarias para franquear la Cañada Honda, asciende a una cantidad de bastante
consideración, solicita el proponente que su remuneración del beneficio que
resultara en su caso a esta población se le conceda por el plazo de 66 años las
utilidades que pueda sacar durante dicho término, percibiendo dos maravedíes por
cada cántaro de agua que se saque del depósito como también de lo que pueda
producirle la sobrante. Y además toda la ayuda necesaria.
El Ayuntamiento, las aceptó el 3 de marzo de 1.857, con las
siguientes salvedades:
1.- El agua potable para surtir a la población ha de
llevarse a la fuente del Paseo del Cristo, muy deteriorada, arreglándola
Salarnier según la arquitectura de la época.
2.- Ceder al Ayuntamiento una pequeña parte del agua sobrante
para el riego de los antiguos árboles del Paseo, y el resto para los usos que el
Sr. Salarnier estime convenientes.
3.- Que finalizado el plazo de 66 años, sean revisadas las
cañerías para poder seguir usándolas la población al término de la concesión.
4.- Aprobación de las obras por el Gobernador Civil y una vez
comenzadas no se paralicen bajo ningún pretexto.
5.- Se le aprueba la exención de tributos.
6.- Que la revisión de la cañería se realizara a los 6 años del
vencimiento de la concesión; por si estuviesen dañadas, fuese el empresario el
que las arreglara.
7.- Que los pobres de solemnidad tengan el agua para su
alimentación totalmente gratis.
Todo lo anterior fue aceptado por Salarnier; quien además a
su vez, e informado por el Consejo de Sanidad del Reino, cambia la propuesta de
que la cañería fuese de barro cocido sin baño alguno, siempre y cuando, al ser
más costosa la obra, pudiera aprovechar los materiales y el paso ya creado por
las cañerías en desuso, por la inmediaciones del Camino de las Sierra, por la
linde de las fincas particulares ya afectadas, en una anchura de tres varas, y
en las demás fincas que no tienen esa servidumbre el terreno que también
precise, indemnizando a sus propietarios el propio Salarnier; y además ampliar
la concesión de 66 años a 88 años.
El Ayuntamiento aceptó la nueva propuesta, ya que se
evidenciaba la necesidad de la traída de agua a la población, ya que al
vecindario le costaría dos maravedíes cada cántaro, en lugar de ocho y doce que
actualmente le costaba. Esto ocurría en el mes de mayo de 1.857, el Ayuntamiento
procede de nuevo a informar al gobernador Civil de la Provincia. Llega el 1 de
agosto la Real Orden del Ministro de la Gobernación del Reino, aprobando las
nuevas proposiciones, pero no acepta el nuevo plazo, que establece que sean 66
años; lo firma Esteban Garrido el día 10 de agosto de 1.857.
Se vuelve a notificar a Eugenio Salarnier (se encarga el
Alguacil Bruno Moreno Infantes), que acepta la concesión de 66 años.
El
12 de mayo de 1.858 empiezan los 66 años, ya que se autoriza a Salarnier, antes
incluso de empezar las obras, a cobrar dos maravedíes por cántaro de los que se
construyen en Mota del Cuervo, para ir sufragando sus gastos, obligándole que
las obras no han de pararse ningún día sin causa, y que las obras se terminaran
al año siguiente.
Se nombra una comisión para que controle como están los
depósitos que existen en la fuente (deduzco que a la interperie, ya que se
obliga a Salarnier a precintarlos y cubrirlos con un voladizo) y la calidad del
agua que sale por sus cinco grifos (que determinan es útil para servicio y
uso de las vidas, excepto que tiene una corta cantidad de carbonato de
cal), formada por el Teniente-Alcalde, el Procurador Síndico, y del Regidor
Basilio Fernández, el perito ? Marto Toribio, y del licenciado Juan Bautista
Molina (médico titular de Madridejos).
Lo autorizó, Timoteo Galán Alonso, Secretario honorario de
Decretos de S.M. la Reina, jefe cesante la Hacienda Pública, y
Alcalde-Presidente del Ayuntamiento de la Villa de Madridejos.
Todo lo
anterior se ratificó elevó a escritura pública en fecha 17 de mayo de 1.881, de
una parte Eugenio Salarnier Bemond, y el entonces Presidente Regidor Síndico de
Madridejos, Eugenio Rodríguez de Diego, ante el Notario público, de Villafranca
de los Caballeros, distrito de Madridejos, por no haber en esta Villa, Vidal
García Paredes.
En este documento, consta que el Ayuntamiento era dueño
por documento posesorio, que figura inscrito en el Registro de la Propiedad, en
16 de marzo de 1.881, de un manantial de agua al sitio del
Cabalgador y Cerrito de Alberto, que se halla a 12 kilómetros de la población,
siguiendo siempre el Camino de la Sierra, el cual se encuentra situado a la
izquierda del camino a media faldas del Cerro; lindando al Norte y Levante con
el mismo Camino de la Sierra, Mediodía y Poniente con las cumbres del Cerrito de
Albertos, de que forma parte la primera toma de aguas.
La otra toma también se encuentra a 12 kilómetros, partiendo
y siguiendo el Camino de la Sierra, y a la derecha de este, que linda al Norte y
Levante con el Arroyo de Montero que le surte de agua y el Cerro del Cabalgador,
y Poniente y Mediodía, el olivar de Gregorio García.
El ramal de cañería que parte de la primera toma, toma el
Camino de la Sierra, y dirigiéndose a Madridejos ocupa a la izquierda de este
camino la faja de tierra que la está destinada; a los 2 kilómetros la cañería
cruza el Arroyo de Montero, entra enseguida y confluyendo en el Arca Real.
El ramal de cañería que parte de la segunda toma sigue al
mismo Arroyo de Montero, a distancia de 2 kilómetros, y entra y concluye también
en la mencionada Arca Real, que se halla construida en la cruz del Arroyo
Montero y del Camino de la Sierra. Reunidas las aguas en el Arca Real salen de
ella por una sola cañería que ocupa y sigue sin variación alguna la izquierda
del Camino de la Sierra por una distancia de 5 kilómetros y medio hasta la
entrada de la Cañada Honda en el registro construido en el sitio denominado del
Malejo.
Desde el registro sale de nuevo la cañería y tomando rumbo al
Norte, atraviesa el olivar de Madridejos, finca número 1.836 del Registro de la
Propiedad; del cual el Ayuntamiento cede el usufructo a Salarnier, por 66 años,
y la condición de que no cobre más de dos maravedíes por cada cántaro. Salarnier
cede a favor del Ayuntamiento parte del agua sobrante en cantidad suficiente
para atender al riego del arbolado que existe en el Paseo del Cristo, estando
conforme el usufructuario.
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Fragmento del documento en el que
establece la concesión de las aguas potables por el Ayuntamiento de
Madridejos
al Ingeniero francés Eugenio Salanier Bemond (1.881)
El 17 de mayo de 1.881, se ratifico el anterior contrato, de una parte, el Ayuntamiento de Madridejos, representado por su Alcalde Joaquín Alvarez y Sánchez, de 45 años, y por el Regidor Síndico Eugenio Rodríguez de Diego y Picazo, de 62 años; y de otra parte, Eugenio Salarnier y Bemond, natural de Aurillac, departamento de Cantal, de nación francesa, de 53 años, Ingeniero Industrial
EL SIGUIENTE TEXTO
LO HE PODIDO RECUPERAR DE UN DOCUMENTO RELATIVO A UN BARRIO DE CIUDAD REAL SOBRE
EL MISMO INGENIERO:
; el agua vendría desde la huerta de la Poblachuela, para lo cual se debieron adquirir unos terrenos privados, que correrían a cuenta del proponente. En la ciudad se instalarían tres fuentes, instalando una en cada uno de los tres barrios: en la calle del general Aguilera y en las Plazuelas de los conventos de las religiosas Carmelitas y Dominicas. Durante el verano de 1883 se demostró que la insalubridad de los depósitos y de las cañerías era manifiesta, uniéndose a esto el problema de la escasez de agua; por este motivo la corporación entendió que al no haberse cumplido el contrato, quedaba sin efecto; por lo que inmediatamente se sacó un nuevo concurso, que fue recurrido por Salarnier, pues no se habían cumplido los cincuenta y cinco años que marcaba su contrato; pero se entendió que había finalizado por incumplir parte de las cláusulas.
En 1886 se da cuenta de un nuevo proyecto presentado por don Patricio Redondo, que ofrece traer las aguas primero desde Villarrubia de los Ojos y posteriormente desde Malagón, a perpetuidad. El Gobierno del Consejo de Estado aceptó el proyecto en 1888, considerando improcedente el recurso presentado por el anterior concesionario, pero este llevó el caso a los tribunales, que no se resolvió en favor del Ayuntamiento hasta 1910, fecha en la que se rescindió el contrato con el señor Salarnier, incautándole todo el material utilizado, haciéndose cargo del suministro el propio Ayuntamiento. Durante la década del diez, en al calle y en la prensa local se critica al Ayuntamiento por la subida del cántaro de agua, pero cuando se estaban resolviendo los problemas de cantidad y de higiene surge la necesidad de municipalizar el servicio, optándose, casi en secreto, por la privatización.
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